UNA FIESTA CHIPOCLUDA.

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Un chilito jalapeño
que era un poco parrandero
un festejo le hizo un día
a su primo el habanero.

Invitó a todos los chiles,
los parientes, los hermanos.
Y vinieron los Morita,
los Guajillo, los Manzano.

El señor chile poblano,
rellenito, muy sabroso,
saludó al chile serrano,
chiquitín, pero picoso.

No invitaron al morrón
porque casi no picaba,
pero dijo el muy gorrón
que él solito se invitaba.

Platicaba el chile de árbol
con su prima la chilaca:
¡Qué milagro que te veo,
pero cómo estás de flaca!

Puros chistes bien picosos
contó el viejo Cascabel,
hasta que doña Pasilla
lo pateó bajo el mantel.

La bailada está en su punto
todo es ritmo allá en la pista.
Toca junto a la rajita,
enlatado, el baterista.

Se lució el chile piquín
con un rap muy aplaudido.
Bailó bien, sólo que al fin
acabó todo molido.

El mulato y el costeño
bailan rumba, bailan mambo,
pero nunca el cuaresmeño,
porque alega que está zambo.

Para un grupo tan picado
el festejo fue un instante,
a pesar de que bailaron
tanta salsa y tan picante.

 

 

 

 

 
Autora: Nuria Gómez Benet

Foto: abqstyle.com

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