La reconocida editorial Artes de México a dedicado tres números a la cultura del cacao, suntuoso regalo que dio México al mundo. En el tercero aparece un texto de la historiadora Martha Few en donde relata como, hacia el siglo XVII en el actual territorio de Guatemala, el cacao además de formar parte de los rituales mayas o ser usado como moneda se había integrado al universo de las pócimas y las hechicerías como una potente ayuda para despertar la pasión o para inhibir virilidad.
«El significado cultural del cacao se transformó hasta asociarse con desórdenes sociales del sexo femenino. En razón de su color oscuro y su textura granulosa, era fácil disimular en el chocolate elementos asociados con hechizos sexuales, como distintos polvos y hierbas, así como partes y … del cuerpo femenino que se mezclaban con la bebida y se daban a los hombres para controlar su sexualidad. Manuela Gutiérrez, una criada mulata, soltera, de veinte años, fue a consultar acerca de tales pócimas a Gerónima de Barahona, una hechicera mulata muy conocida en Santiago de los Caballeros (la Antigua Guatemala) a fines del siglo XVII. Manuela contó que estaba teniendo problemas con su amante y quería algo para atraerlo, Gerónima le dio unos polvos y le dijo que se lavara con agua y luego la mezclara con los polvos en el chocolate para que el hombre lo bebiera. En otro caso, Nicolasa de Torres, criada mulata, libre y soltera, pretendía atraer sexualmente a su patrón y acudió a una india llamada Petrona Munguía, quien le dijo que mezclara un poco de su vello sexual con una lombriz que había debajo de ciertas piedras y luego echara la mezcla en el chocolate del patrón.» Fuente: Revista Artes de Mexico/.
La pintura que introduce al artículo es una pieza de Edgar Degas titulada “La taza de chocolate después del baño” que se encuentra en el Museo de Orsay en París.