
Estas son las Calorías de 10 Antojitos Mexicanos
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La dalia es nativa de Mesoamérica y endémica de México. Pocos saben que no es una flor, sino una inflorescencia (composición de dos tipos de flores pequeñas).
En Mesoamérica prehispánica, las dalias silvestres eran conocidas comúnmente con el nombre de “acocoxóchitl”, “acocotli”, o “cohuanenepilii” (tallos huecos con agua), entre otros nombres autóctonos. Poseía una gran cantidad de usos: ornamental, alimenticia, medicinal, ceremonial
Los nativos utilizaban esta planta como un remedio contra la tos crónica, como tónico diurético, diaforético (para sudar las fiebres) y contra los cólicos (Hernández, 1946). En la actualidad los mixtecos de Oaxaca siguen consumiendo los tubérculos frescos de dalias para obtener carbohidratos (Reyes et al., 2004).
El 13 de mayo de 1963, en el Diario Oficial de la Nación (SAGAR. 1963), el presidente Adolfo López Mateos expidió un decreto por el cual declaro a la Dahlia como símbolo de la Floricultura Nacional.
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Actualmente existen 41 asociaciones internacionales interesadas en el cultivo y difusión de la dalia, entre ellas se encuentran:
Fuente :
Revista Digital Universitaria 10 de noviembre 2006 • Volumen 7 Número 11 • ISSN: 1067-6079
© Coordinación de Publicaciones Digitales. DGSCA-UNAM
Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente completa y su dirección electrónica.
¡Conoce el pasado prehispánico de Churubusco en el Museo Nacional de las Intervenciones – Ex Convento Churubusco!
68 piezas relatan la forma de vida de este barrio capitalino durante el periodo Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.). Visítala a partir de mañana. #Fotogalería http://bit.ly/2A1PbVj
En la foto de portada aparece la réplica de un chimalli, perteneciente a la colección del Museo Nacional de Historia. Foto Diego Ruíz. MNI-INAH.
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Ramion Vera-Herrera, (GRAIN México)
Seguridad alimentaria en el contexto de la crisis alimentaria
Edith Yesenia Peña Sánchez, (DAF_INAH)
Lilia Hernández Albarrán, (CNAN-INAH)
Balance sobre las políticas de alimentacion y gastronomía
7 de novimbre, 10 a 13 h
Sala Guillermo Bonfil Batalla
Informes lourdes_mondragon (arroba) inah.gob
Tel 40405400 ext. 413721
#EntradaLIbre
#TransmisiónEnVivo youtube
Coordinación Nacional de Antropología – INAH
Av. San Jerónimo 880, col. San Jerónimo Lídice, deleg. Magdalena Contreras, 10200 Ciudad de México
Organización gubernamental
En Xochimilco la celebración de día de Muertos se apega al cristianismo pero guarda una gran influencia de la tradición prehispánica. Todo empieza a prepararse varias semanas antes, tiempo en el cual se comienzan a preparar las ofrendas, como las “ceras” fabricadas especialmente para la ocasión.
El 31 de Octubre se celebra la Plaza de Difuntos y al Mercado local llegan vendedores de regiones cercanas. Venden calaveritas de azúcar, pan de muerto, calabaza en tacha, chilacayote cristalizado, miel de abeja, cempasúchil, elote, champurrado, veladoras, incensarios y otras artesanías traídas desde Puebla o Metepec, Estado de México.
Armoniosamente las campanas comienzan a sonar ya entradas las 8 de la noche anunciando la llegada de los “espíritus infantes”. Cada casa pone en la mesa su ofrenda, adornada con flores y alimentos que les gustan a los niños, frutas, elotes, atoles, pan, chocolate, juguetes de barro y canastitas de palma o henequen. Al día siguiente las campanas sonaran desde temprano hasta filo del medio día celebrando que los “chiquitos se van” y los preparativos para las “almas grandes” comienzan.
Entonces se cambia la ofrenda. Las mujeres pasan una a una frente a la mesa y se persignan invitando al ultimo ser querido fallecido a venir a festejar con ellos. Las ceras forman una cruz y se colocan también las flores de cempasúchil, copal, tamales, mole, pulque, tequila y mezcal, así como tortillas, cigarros, morrales , sombreros y un ayate para que el difunto se lleve la ofrenda.
A las 10 de la noche da inicio la “calavereada” que es pedir la ofrenda para las “animas benditas” y tocando de casa en casa llegan los representantes rezando y cantando alabanzas, recogiendo fruta, pan tamales o según la ofrenda que cada quien haya preparado y lo llevaran al templo para compartir con todos los asistentes. Las ceras se colocan a la entrada de la iglesia, cada una simboliza las ánimas sin pariente vivo.
A las 2 de la mañana del primero de noviembre se encienden las velas en el cementerio, colocadas sobre las tumbas “de los chiquitos” sus familiares llevan flores. El 2 de Noviembre se repite esta vez “para los grandes”, y sobre sus tumbas se pone la “alumbrada” y rezando se van colocando cestos llenos de pan y frutas. Se celebra Misa en todas las Iglesias y Cementerios. Si sobra ofrenda se reparte el 3 de noviembre y se invita de nuevo a casa a los familiares vivos.
Es el encuentro con nuestros antepasados, nuestra herencia cultural…
Créditos:
Foto de portada: Delegación Xochimilco.
Texto: México Festivo por José Ruiz de Esparza, México, 1996.
Disponible en Amazon.
En la foto de portada se aprecia una persona (Tlatoani ) envuelta en una manta de algodón y sentada en su silla de tule (equipalli). Se aprecia así mismo un petate del mismo material, exactamente como los conocemos hoy día. Delante, un adorno u ofrenda con plumas de quetzal y un collar de jade. Al fondo esclavos del difunto que serian sacrificados.
Cuenta la historia que en las costumbres funerarias del México antiguo, la cremación era común, sobre todo para los tlaloque, tlatoanis y nobles. Los ritos funerarios se efectuaban cuatro días después de la muerte. Las personas que participaban en la ceremonia ofrecían mantas y otras cosas pero principalmente esclavos “para matar delante del difunto” (Motolinia, 1554) . Envolvían el cuerpo en quince o veinte mantas finas, ponían un jade en la boca para representar el corazón…
Los sacerdotes recibían el cuerpo y allá en el patio del templo lo quemaban con ocote y con “cierto género de incienso que llaman copalli“. Para que guiase al difunto, mataban un perro, flechándolo con una saeta en el pescuezo. En este relato el perro conducía por las nueve casas del camino, por las barrancas así como para pasar por las aguas.
Cada año se hacían ceremonias ante la caja (del muerto), sacrificando codornices, conejos, aves y mariposas, al mismo tiempo que ofrecÍan comida, pulque, flores, caños de tabaco y mucho incienso. Durante cuatro años se repetían las exequias para el “señor principal” y “en esta memoria de los difuntos, los vivos se embeodaban y bailaban y lloraban, acordándose de aquel muerto y de los otros sus difuntos”. **
** Fragmento de “La Muerte del Tlatoani”, escrito por Doris Heyden.
Foto de portada: Códice Tovar. Enciclopedia Mundial Digital
Epigrafistas, arqueólogos, lingüistas, y antropólogos, aportarán información actualizada y novedosa acerca de las distintas sociedades mayas. La VIII Mesa Redonda de Palenque, estará dedicada a la discusión de la sustentabilidad de las ciudades mayas, se llevará a cabo del 5 al 9 de noviembre próximos.
*** Dedicado a la memoria del eminente arqueólogo Roberto García Moll, en el evento poco más de 50 profesionales nacionales y extranjeros participarán en 30 ponencias
Se discutirán temas sobre la sustentabilidad de las ciudades mayas, bajo el título: Chan Ch’e’en. El cielo y el pozo. El director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, refirió que esta expresión alude al centro cívico-ceremonial de las antiguas ciudades mayas, donde se concentraban los palacios y los templos de los dioses principales, los cuerpos de agua, los canales subterráneos y el pozo, con los bienes del cielo: el sol y la lluvia.
En este evento será entregado el “Premio Palenque” al mejor ensayo escrito por un investigador joven sobre el tema de la mesa, en esta ocasión: Sustentabilidad de las ciudades mayas (que será acompañado de un monto de $100,000), se estimula la generación de estudios mayas entre las nuevas generaciones.
Sede: Hotel Chan-kah
Fuente: INAH
Foto de portada: Héctor Montaño, INAH.